Descubre la belleza de Anastasia a través de su deslumbrante vestuario, una producción que deleita el corazón
125 TRAJES EN ESCENA CON MÁS DE 4 PIEZAS CADA UNO
80 PELUCAS Y MÁS DE 100 PARES DE ZAPATOS
El vestuario de Anastasia, el Musical de Broadway, que actualmente se presenta en el teatro Telcel, es una verdadera pasarela de la moda europea de principios del siglo pasado. Después de una ardua labor de investigación y creatividad, la diseñadora Lina Cho le dio vida a 125 trajes que reproducen todo el esplendor de la Rusia Zarista; así como las penurias del San Petersburgo bolchevique, para después continuar con el desparpajo y elegancia de los alegres años 20 parisinos. Más de 800 piezas forman su propuesta artística. Actualmente un grupo de 10 profesionales trabajan en el mantenimiento y limpieza de cada prenda para el montaje en nuestra ciudad. Es justo mencionar que el espectáculo, además de ser un deleite para los oídos y el corazón, también lo es para la vista.
La mayoría de la ropa está elaborada con telas importadas de Alemania, el Reino Unido y Rusia, hay una gran variedad de algodones, casimires de lana, lanas gruesas, brocados de seda y terciopelos. La gama de encajes y bordados muy elaborados es casi incontable, algunos fueron hechos a mano y, abunda la pedrería y los artículos de fantasía, así como materiales que imitan pieles de animales. Las pelucas juegan un papel muy importante, ya que durante toda la obra se usan alrededor de cinco pelucas por persona. En total hay 80 que todos los días son peinadas.
“Existen 125 trajes durante toda la obra, pero cada vestuario se compone de diferentes piezas, por ejemplo: el personaje de Dimitri usa pantalón, camisa, chaleco, suéter, saco, gorra, guantes, botas, etcétera… estamos hablando de 7 u 8 elementos por personaje, entonces son más de 800 piezas las que vemos en escena”. Afirma, Geneviève Petitpierre, Supervisora de Diseño de Vestuario de la producción mexicana. “Toda la ropa que está en contacto con el cuerpo se lava diario, la limpieza de lo demás se va alternando, unas cosas a mano y otras en la tintorería”.
Bajo su óptica hay una gran variedad de texturas, menciona que los vestidos tienen diferentes capas y que todos estos elementos tienen una riqueza y un peso escénico único. “Los atuendos de las hermanas Romanova, no sólo tienen brocados. Las mangas, el corsé y la falda, poseen un diseño específico, nada se repite. No olvidemos que los Romanov en su época de esplendor hacían alarde de su posición, como lo muestra el vestido de la Zarina que estaba bordado con diamantes y perlas reales. Nosotros usamos pedrería Swarovski original”.
Para todos los diseños se examinaron minuciosamente fotografías históricas, libros de historia y arte, ya que estos personajes fueron reales. Sin embargo, los problemas se dieron al trasladar esas imágenes a la escena. Geneviève aclara que en las fuentes históricas los personajes sólo están posando, en cambio en el escenario, tienen que bailar y desplazarse al ritmo de la obra. “Se requería de materiales y diseños que permitieran el movimiento. Tenía que ser funcional. Situación que Lina Cho solucionó al hacer prendas más amplias y con más pliegues”.
Por otro lado, y de acuerdo con el planteamiento de la obra, la familia Romanov juega a momentos un papel fantasmal y en otros son tangibles. “Para marcar la diferencia, Lina Cho creó un vestuario de aspecto Imperial, pero cuando se vuelven espíritus, entra en juego la iluminación de Donald Holder, para que los colores como los lilas tengan un efecto brumoso y así marcar los cambios entre realidad, sueños y apariciones”.
En el caso de las escenas en San Petersburgo, cada traje debe tener alrededor de cuatro o cinco tipos de lanas texturizadas que el equipo de vestuaristas pinta y matiza para dar el efecto de ropa usada. A pesar de que en escena se ven como prendas que la gente se encuentra en la calle, la realidad es que todo tiene una gran calidad. Son telas de primer nivel, lanas alemanas e inglesas.
Para los uniformes de los militares, Linda Cho hizo un trabajo de recopilación histórica que se alinea perfectamente con la época, todo nace de la vestimenta alemana, pero que después se despliega para crear su propio diseño, donde predomina el verde militar para destacar el pensamiento de “todos somos iguales”. Aquí la única diferencia son las medallas y los grados que tenía cada militar.
En cuanto a las comparaciones de la indumentaria entre película y puesta en escena, Geneviève recuerda una anécdota de Linda Cho: “Para la escena donde se presenta por primera vez Anastasia con la gran Duquesa, Linda había diseñado un vestido rosa, muy parecido al vestido azul rey que tenemos actualmente. Y los fans de la cinta pidieron el vestido azul, pues antes del estreno en Broadway, el musical les fue presentado en una función de prueba. Linda Cho escuchó las peticiones y rediseñó el vestido junto con una serie de nuevas adaptaciones”.
Sobre esta misma intención de escuchar a los fans, Linda Cho se dio varias licencias sobre las tendencias de los años 20... “Así que romantizó estos diseños para hacerlos más atractivos visualmente en comparación de los originales de esa época. Y aunque parece que todos los vestuarios de la escena de París son iguales, en realidad no lo son, al juntarlos se vuelve una explosión de colores, como los juegos artificiales en la Torre Eiffel de la escena del primer acto”.
En el Club Nivá, lugar que frecuentaban los aristócratas rusos en París, se representan los alegres años locos. Los inmigrantes rusos de la alta sociedad se divertían con champagne y lucían las joyas que habían logrado rescatar. “Para esa escena se crearon trajes con flecos, tiaras, pieles y accesorios como cigarrillos largos. Los uniformes de los meseros son muy llamativos; todas las telas de esta escena vinieron de Rusia y fueron hechas de forma artesanal. Asimismo, los géneros de la indumentaria de las sirvientas de los Romanov con sus tocados gigantes se mandaron a bordar exclusivamente para la obra, un trabajo minucioso con carácter arqueológico”. Informa la Supervisora de Vestuario.
Dentro de esa genialidad se puede ver como en ese número los colores rojos predominan en los meseros, mientras que los invitados llevan colores fiusha y beige. “Todo esto sirve para que resalte la Condesa Lily que viste de amarillo. Aquí las pelucas juegan un papel importante pues hay cabelleras coloridas”. Explica que en esa época se empezaban a usar los tintes y aquí los podemos ver.
Geneviève anota que la escena de los asistentes rusos que van al ballet es un desfile portentoso de indumentarias. “El vestido de la duquesa es sumamente espectacular, los hombres visten unas camisas de frack con una pechonera rígida que los hace lucir impecables. Las alforzas, que son difíciles de planchar son desarmables, se quitan y se ponen con imanes”.
Para finalizar Geneviève Petitpierre, Supervisora de Diseño de Vestuario de Anastasia, el Musical de Broadway, menciona el enorme trabajo de su equipo: “Nos esforzamos día a día para que cada función sea como la noche de apertura, quien va y paga un boleto ese día, es su estreno, ese es nuestro objetivo, mantener la calidad muy arriba para que todo se vea como el primer día”.
Anastasia, el Musical de Broadway está cautivando a la Ciudad de México con su increíble historia, actuaciones de alto nivel, hermoso y, por supuesto, espectacular vestuario. No te pierdas la oportunidad de vivir una de las experiencias teatrales más importantes de la temporada.
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